martes, 16 de junio de 2009

NIKON D90 !UNA GRAN CAMARA¡

Analisis

¿Relevo generacional de la Nikon D80 o la primera réflex digital capaz de grabar secuencias de vídeo? La D90 cumple ambos requisitos, aun cuando cada usuario decida posiblemente acercarse a ella por una u otra razón. Ahora bien, a la vista de sus limitaciones reales como videocámara, tal vez lo mejor sea mirar esta D90 desde una perspectiva intermedia, a caballo entre una completa renovación y la pionera de una nueva generación de cámaras réflex. Con una calidad de imagen a la altura de la que ofrece la D300, de la que hereda el sensor, sólo su cuerpo un tanto más débil, el sistema de enfoque de 11 puntos, la ráfaga algo más limitada y la ranura para tarjetas SD Card nos recuerdan que está un paso por debajo del llamado segmento semiprofesional.

El relevo de la D80, una de las réflex de gama media más populares del mercado a lo largo de sus dos años de vida, era el siguiente paso lógico dentro de la renovación generacional iniciada por Nikon con la D3. Un salto que, como era de esperar, va más allá de la denominación o los retoques de diseño y afecta a la cámara entera, empezando por su captor.

De nuevo, el CCD deja aquí paso a la tecnología CMOS, y más concretamente, a un sensor que tiene mucho que ver con el de la D300.

Hermana menor de esta cámara, muchas de sus prestaciones avanzadas se mantienen en la D90, que pasará además a la historia como la primera SLR digital capaz de grabar secuencias de vídeo. Una doble perspectiva -relevo de la D80 o auténtica primicia digital- que podría servir para ampliar el público potencialmente interesado por este modelo.

Tras pasar unas semanas con la cámara junto al nuevo objetivo Nikon 18-105 mm f3.5-5.6 DX G VR AF-S y el más veterano Nikkor 16-85 mm f3.5-5.6 AF-S DX VR II e incluso confrontarla con la teóricamente superior Canon EOS 50D, llega el momento de compilar todos estos resultados para situar la D90 en el lugar que le corresponde dentro del escaparate de gama media.

A medio camino

Aun con los ligeros cambios experimentados en el diseño de esta D90, el legado de la D80 es patente en sus formas generales y en la posición de los mandos.

Equilibrio vuelve a ser la palabra mágica para definir no sólo el diseño de la cámara, sino también su propuesta de prestaciones y precio, así como los malabarismos necesarios para marcar una frontera que justifique la diferencia de precio con la D300. Ni más ni menos que lo que ocurría con la D80 y la D200, pero puesto al día.

Bien construida y rematada, los cambios estéticos han permitido suavizar un poco las líneas de la D90 y eliminar algún que otro detalle tosco de su predecesora. El interruptor de la parte posterior para bloquear el dial trasero adquiere ahora la forma de fina palanca, a pesar de que a este dial no se le concede desgraciadamente ni más protagonismo ni espacio.

Aun cuando no falta nada de lo que se puede exigir a una cámara de este nivel (dos diales, pantalla superior, accesos directos...), si pensamos en la D300, la verdad es que el manejo de la nueva SLR se queda un paso por detrás, sobre todo en lo que respecta a la posición de los botones de acceso directo.

Los menús, es cierto, son muy sencillos y mantienen intacta la estética imprimida por Nikon a sus últimos modelos. Pero resulta complicado cambiar cualquier ajuste de los básicos (sensibilidad, balance de blancos, formato...) sin separar la cámara del ojo y dedicar unos segundos a alguna de las pantallas.

Más aún si tenemos en cuenta que el excelente visor réflex (muy luminoso y con un 96% de cobertura) sigue obviando datos tan elementales como los de la sensibilidad o el balance de blancos.

Interesante, eso sí, el botón de función personalizable, muy bien situado al alcance del dedo corazón mientras se empuña la cámara.

Live View de nueva generación

Lo que sí ha salido claramente ganando con la renovación ha sido la pantalla LCD. Tamaño y sobre todo resolución son las nuevas señas de identidad de un monitor de 3 pulgadas y 920.000 puntos, idéntico al empleado en modelos de gama muy superior, como la D700 o la D3.

Además de las evidentes ventajas a la hora de revisar las imágenes, máxime si ampliamos una zona concreta, la previsualización Live View ha ganado muchos enteros con la llegada de la D90 y su nueva pantalla.

La cámara no sólo cuenta con un mando propio para activar esta función, sino que además la convierte en pieza indispensable para la grabación de vídeos. También ha mejorado notablemente el sistema de enfoque por contraste, ya que en los primeros modelos de Nikon quedaba restringido a las tomas sobre trípode.

No alcanza, lógicamente, la destreza y velocidad del enfoque convencional, que se resuelve en este caso con un sistema automático de 11 puntos bastante decente. No obstante, se defiende con suficiente soltura en la mayoría de las situaciones, o al menos hasta que la falta de luz o contraste de la escena complican la tarea.

Con todo, también hay que reconocer que el funcionamiento de este mecanismo nos sigue pareciendo un poco más torpe que el demostrado por el de las últimas Canon, y sobre todo, un paso por detrás del de la Panasonic Lumix DMC-G1.

Y no sólo al hablar de enfoque, sino principalmente en lo que se refiere a la interfaz y las opciones de control. Y es que ajustes tan básicos como cambiar la sensibilidad de la toma no son operativos mientras estamos trabajando con la previsualización en pantalla.

Cuerpo y óptica todoterreno

Si al hablar de la Nikon D300 destacaba su papel como cámara todoterreno, capaz de responder correctamente a diversas aplicaciones fotográficas, con esta D90 ocurre otro tanto. Lógicamente, la reducción del presupuesto también implica que habrá que rebajar algo las expectativas profesionales.

Consciente de su polivalencia (la D90, como la D80, está a un paso de ser un cuerpo semiprofesional), Nikon ha lanzado junto a este modelo su nuevo zoom 18-105 mm f3.5-5.6 DX G VR AF-S.

Versión recortada y más asequible del conocido 18-200 mm f3.5-5.6 DX G VR AF-S, esta óptica cumple al pie de la letra el guión clásico de este tipo de zooms todoterreno: un rendimiento algo ajustado en los bordes de la imagen y con abertura máxima, pero una excelente relación entre la cobertura que ofrece y el precio.

Teniendo en cuenta que el cuerpo de la D90 acompañado de este zoom de 18-105 milímetros puede encontrarse ya por unos 1.000 euros, pocas objeciones cabría dedicar a esta óptica, que ofrece unas focales equivalentes a 27-157 milímetros y cuenta con un excelente estabilizador óptico. La mejora que éste proporciona es de entre 3 y 4 pasos de diafragma cuando disparamos a pulso.

12 silenciosos megapíxeles

Armada con un captor de tipo CMOS de 12 megapíxeles y tamaño APS-C (DX, según la nomenclatura de Nikon), el equilibrio entre una resolución moderada y un excepcional control del ruido vuelve a ser la pieza clave para colocar esta D90 en lo más alto de su clase.

Cierto que no luce los 15 megapíxeles de la EOS 50D de Canon o los 14 de la Pentax K20D. No obstante, ya pudimos comprobar al confrontarla con la EOS 50D que esa diferencia de resolución pasaba totalmente inadvertida en la mayoría de los casos.

Por otro lado, la densidad de fotodiodos del sensor le permite imponerse con cierta claridad a sus competidoras en las situaciones en las que hay que recurrir a las sensibilidades extremas. Igual que la D300, la D90 ofrece ajustes calibrados de 200 a 3200 ISO y sendos forzados a 100 y 6400 ISO.

No es sólo que el rendimiento de la cámara en cuanto a detalle y color es muy bueno, sino también que el control del ruido es prácticamente perfecto hasta superar la barrera de los 1600 ISO. Únicamente los dos ajustes más altos dejan claros rastros de ruido cromático, pero sin afectar seriamente al provecho de las imágenes en la mayoría de los casos.

El procesamiento de los JPEG resulta, por tanto, muy equilibrado para buscar un punto ajustado entre eliminación de ruido y mantenimiento de nitidez. Tal vez se agradecería un tanto más en algunas tomas, pero no es nada que no se pueda solventar fácilmente en el tratamiento posterior de la imagen o si trabajamos en RAW.

En este caso, además, podemos estirar algo el ya de por sí amplio rango dinámico que exhibe la D90, sobre todo a la hora de rescatar texturas en las luces más altas de la imagen.

En cualquiera de estos dos formatos o incluso combinando ambos, la cámara es capaz de mantener una interesante cadencia de disparo de 4,5 fotogramas por segundo. La duración de la ráfaga, lógicamente, varía notablemente según se trabaja en JPEG -más de un centenar de disparos consecutivos- o en RAW, en que queda limitada a poco más de una decena.

Sólo la reciente EOS 50D, con sus 6 fotogramas por segundo y su precio más elevado, hace sombra a la D90 en lo que a agilidad y velocidad de disparo se refiere.

El sistema de autofoco de 11 puntos también se sitúa entre los mejores de su clase, a la espera de comprobar el rendimiento de la jovencísima Olympus E-30, que luce esta misma estructura de enfoque.

La D90 está provista, como su hermana mayor, de un sistema de seguimiento automático para el que, con todo, estos 11 puntos se nos pueden quedar cortos al tratar escenas de mucha acción y movimiento.

Puestos a buscarle las cosquillas a esta nueva Nikon, el rendimiento del balance de blancos automático al afrontar ambientes de iluminación fluorescente es uno de los aspectos que no han sido bien rematados, si bien la cantidad de opciones y ajustes personalizables en este terreno acaban por darnos la tonalidad deseada.

Mejores noticias en cuanto al tungsteno, puesto que la D90 consigue en este caso unos resultados más que aceptables, y la excelente autonomía de la batería EN-EL3e. Atención, eso sí, para quienes vayan a abusar del vídeo, y consiguientemente, de la previsualización en pantalla.

Vídeo a 720p

Convertida en la prestación más revolucionaria del año, la grabación de vídeo en las cámaras SLR se estrena con esta D90. Rápidamente desbancada por la EOS 5D Mark II de Canon, lo cierto es que el rendimiento de la nueva réflex de Nikon en este sentido es bastante limitado.

La buena noticia es que el tamaño del sensor trae consigo ciertas ventajas evidentes para esta SLR en relación con una videocámara convencional. La disponibilidad de ópticas de gran calidad y focales angulares, los efectos de desenfoque y los excelentes resultados con poca luz son, sin duda, sus puntos fuertes.

También cabe destacar el aspecto cinematográfico que se consigue gracias a los 24 fotogramas por segundo que utiliza para la grabación.

Pero tampoco faltan problemas y serias limitaciones. De entrada, la ausencia de enfoque automático supone un serio revés a la hora de afrontar aquellas secuencias en que queramos cambiar no sólo la focal, sino también el punto de enfoque.

Hacerlo de forma manual con el anillo del zoom, además de resultar poco fluido, puede ser un problema si pretendemos aprovechar el sonido que capta el micrófono incorporado en la cámara.

La D90 graba vídeo HD con un tamaño de cuadro de 1280 x 720 píxeles y una cadencia de 24 fotogramas por segundo. Las secuencias se comprimen según el estándar MJPEG y se almacenan en el popular formato AVI, por lo que su compatibilidad con los principales reproductores no debería presentar inconveniente alguno.

Saltan a la vista, eso sí, los problemas de la cámara a la hora de procesar y comprimir estos archivos. También hemos detectado que, si durante la grabación no se pulsa el botón de bloqueo de la exposición, la cámara intenta ajustar continuamente estos valores, lo cual crea un efecto visual muy poco atractivo.

Tampoco hay que olvidar los secuelas que dejan los sensores CMOS en combinación con el obturador de tipo "rolling shutter" empleado. El tamaño del captor y las técnicas de lectura y escaneado utilizadas por este sistema ocasionan que en las tomas con desplazamiento de cámara las líneas rectas aparezcan totalmente inclinadas.

A pesar de todo y asumiendo que nadie optará por una D90 guiado exclusivamente por sus capacidades de grabación de vídeo, la verdad es que es una herramienta que, con sus limitaciones, puede llegar a ser útil en muchos ámbitos para el aficionado o incluso el profesional.

No sustituye a una cámara de vídeo, pero complementa las funciones de una réflex digital convencional o al menos da un primer paso en este sentido.

Un nuevo referente

Aunque el listón en la gama media de las SLR digitales está cada vez más alto, Nikon ha conseguido colar su nueva D90 como una de las opciones más razonables para quienes, con un presupuesto de entre 800 y 1.000 euros, quieren hacerse con una réflex -digamos- seria.

Sobre el papel, muestra una lista de prestaciones muy completa que sólo la estabilización integrada en los cuerpos de la Pentax K20D y la Olympus E-30 y el presumiblemente mejor sistema de limpieza de esta última podrían poner en apuros.

Cierto que, volviendo a la competencia, la construcción de la K20D sigue siendo superior y que los 14 megapíxeles de ésta o los 15 millones de puntos de la más cara y veloz Canon EOS 50D dejan pequeños los 12 del CMOS de esta D90.

Ahora bien, tal y como ya ocurría con la D300, el equilibrio vuelve a ser la clave de esta nueva réflex de Nikon. Por el camino se quedan algunas de las prestaciones más avanzadas de su hermana mayor, pero quien pueda renunciar al sistema de enfoque de 51 puntos y conformarse con 4,5 fotogramas por segundo encontrará todo -o casi todo- lo necesario en esta D90.

La grabación de vídeo es sólo la guinda para un pastel que, sin adornos, ya cuenta con ingredientes suficientes para ser el cuerpo de referencia en esta gama.

Veredictos

A favor:

  • Excelente calidad de imagen y control del ruido con sensibilidades altas.
  • Visor grande (96% de cobertura) y uno de los más luminosos de su clase.
  • Gran tamaño, y sobre todo resolución, de la pantalla LCD.
  • Grabación de vídeo en alta definición. Es, de hecho, la primera réflex que incorpora esta prestación.
  • Buen rendimiento del sistema de enfoque automático de 11 puntos.
  • La batería ha demostrado una de las mejores autonomías de su clase.
  • La cadencia de disparo de 4,5 fotogramas por segundo en JPEG y RAW la sitúan como una de las cámaras más veloces de su clase.
En contra:
  • La grabación de vídeo es un interesante paso adelante, pero su funcionalidad es muy escasa.
  • La previsualización Live View restringe mucho el uso de algunas funciones y ajustes.
  • Algunos detalles de la ergonomía y la posición de los mandos son mejorables.
  • Se echa de menos información en el visor sobre el balance de blancos y la sensibilidad.
  • Pobre rendimiento del balance de blancos con luz fluorescente.
  • El software incluido (Nikon View NX) es algo limitado, por lo que hacerse con Capture NX2 es casi imprescindible para obtener el máximo rendimiento de los RAW.
Opiniones Nikon D90

http://www.quesabesde.com/camaras-digitales/camaras/nikon-d90-opiniones,3982.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario